Hay lugares pequeños, que tienen tanta historia y tan increíble, que los hacen grandes.
Pueblos que han llegado a ser considerados como "pueblos fantasmas" o "pueblos perdidos", y que han resurgido de sus escombros gracias al tesón de quienes los habitaron o por la memoria de sus antepasados.El Acebuchal es uno de esos lugares, situado a 8 km de Frigiliana y a unos 11 km de Cómpeta. Pertenece a éste último, aunque dependen más de Frigiliana, al ser el camino más accesible.
Su origen data del siglo XVII, y se encuentra en una ruta de arrieros entre Málaga y Granada, donde los comerciantes paraban a descansar, ellos y sus animales de carga. Allí comentaban las noticias que ocurrían en esos otros lugares de los que venían.
Pero la historia que nos conmueve podría comenzar en los años 40, cuando quienes vivían allí lo hacían en las mejores condiciones, rodeados de naturaleza en pleno Parque Natural de Sierra Tejeda, Almijara y Alhama.
Vivían del ganado, de la agricultura, del esparto, del carbón y la leña, que transportaban a otros pueblos cercanos a través de burros y mulos.
Durante la Guerra Civil y la posguerra, y la aparición de las guerrillas, esas sierras se llenaron de lo que se llamaron "los maquis", rebeldes que se oponían al régimen franquista.
En agosto de 1948, las autoridades de aquella época, sospechosas de que sus 200 vecinos y vecinas ayudaban con viandas y alojamiento a estos rebeldes, y temerosas del avance de la guerrilla en la sierra de Málaga (segundo batallón más importante de la Resistencia), ordenaron a la Guardia Civil que desalojara sus casas en pocos meses (incluso en días), y tuvieron que buscar alojamiento en otros pueblos cercanos, como Cómpeta, Nerja o Frigiliana. El último vecino dejó esta zona en 1949.
Aunque en un principio se les permitió ir y venir a dar de comer a los animales, era difícil mantener dos viviendas, por lo que se llevaban puertas, ventanas y otros materiales para hacer sus casas en esos otros lugares, ya que la mayoría eran campesinos y familias humildes.
Pero sus habitantes seguían recordando los paseos por sus calles, los olores a la tierra, a sus huertas, el sonido del arroyo que divide Cómpeta y Frigiliana, el viento de la sierra, y todo eso quedó escrito en diarios que fueron surgiendo por esa añoranza, y esa injusticia que se cometió durante la posguerra.(datos que sirvieron para el libro LA ALDEA DEL ACEBUCHAL, de Vicky Fernández y Ramón Fernández, editado en 2016).
Hasta que en 1998, cincuenta años después, una de esas descendientes de los antiguos habitantes, Virtudes junto a su marido Antonio "El Zumbo", tuvieron la oportunidad de comprar una de esas casas en ruinas. El padre de Virtudes, que vivió allí hasta los 7 años, él y sus abuelos, le hablaron tanto de este lugar, que ella se enamoró desde bien temprano. Ella y su familia empezaron a ir por allí para realizar rutas, para andar por esas calles que ya no lo eran, y para que naciera ese gusanillo que no paró hasta adquirir una de esas casas, y donde comenzó todo
Y poco a poco, sin casi medios, sin luz ni saneamiento, con sus manos y las de otros vecinos de la zona, con la misma inquietud y sueños, tomando como modelo fotografías antiguas, fueron reconstruyendo esas casas, hasta que entró la luz y todo fue más fácil. Mucho esfuerzo, mucho dinero de sus bolsillos, muchos sueños cumplidos, y el pueblo renació para convertirse en un lugar ideal para vivir, para pasar unos días, un PARAÍSO RURAL.
Actualmente son casi 10 personas las que viven allí permanentemente, pero hay casi 40 casas rurales a las que acuden personas que quieren descansar y vivir unos días en plena naturaleza.
La gastronomía popular se ha recuperado gracias a esa misma familia que decidió restablecer la vida en el pueblo, los hijos del Antonio y Virtudes, que regentan el Restaurante El Acebuchal,(pinchar en el enlace para teléfonos y forma de llegar) donde hacen su propio pan con masa madre y en horno de leña, que también venden al público. El pan y el aceite que consumen y ponen sobre la mesa, está elaborado por Antonio, que así se llama también, y su hermano.
Se agradece el interés por recuperar los olores de esos guisos de antaño, de esa cocina que está influenciada por la cultura musulmana tan arraigada en el Sur de España, y que además, se ofrece en un entorno de naturaleza e historia. Es un verdadero lujo que no podemos dejar pasar, pero que hay que reservar con antelación, ya que suele estar concurrido sobre todo en fines de semana.
Más información en su facebook, pinchando aquí RESTAURANTE EL ACEBUCHAL. facebook y llamando al teléfono, 951 48 08 08.
Aldea de calles estrechas y empedradas, casas encaladas con ventanas y puertas de colores, adornadas con muchas macetas y flores como geranios, jazmines, entre otras, que le dan un aire tan encantador, y que hace que su paseo sea pura magia y disfrute de todos los sentidos.
Pero al pasar la curva, poco más adelante, el verde de los árboles, y unas casitas blancas con algunos tonos azules de sus ventanas, te descubre un lugar de cuento.
Sin cobertura, pero con mucho atractivo natural que lo hace especial.
Cómo llegar
Dirigirse hacia Frigiliana, pero antes de entrar, toma una carretera que se desvía hacia la derecha.
Continúa por la carretera Torrox-Cómpeta, la MA-9012 y sigue un camino serpenteante hacia arriba, y a unos 2 km, aproximadamente, verás una señal a la derecha, un cartel de madera que pone BAR/RESTAURANTE EN ACEBUCHAL.
Gira a la derecha y sigue ese camino hasta llegar a un cruce en la parte superior, y a la derecha verás las señales hacia el Acebuchal. Entonces entrarás en un carril y a dos kilómetros aparecerá la aldea.
Por pertenecer a un Parque Natural, existe una rica variedad de flora y fauna propia de la zona.
Más información en imágenes y vídeos de la zona:
Video de fotografías de mi visita en agosto de 2020.
Andalucía Directo, cómo se creó el actual Acebuchal. Canal de Visita Costa del Sol. De las ruinas al Paraíso.
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